Henry George O’Sheas, español de origen irlandés, publicó en la segunda mitad del siglo XIX algunas de las guías turísticas pioneras sobre la península Ibérica. La O’Sheas Guide to Spain and Portugal, publicada por primera vez en 1860, tuvo sucesivas ediciones, siempre en inglés, que fueron la herramienta imprescindible para los primeros viajeros que llegaban por simple curiosidad a estas tierras. Consultando aquellos trabajos, encontramos un Vigo que ya en 1899 era un notable destino turístico, al tiempo que describe la belleza de la ciudad y de su ría, que acoge uno de los mejores puertos del mundo. Por no decir el mejor, porque la frase literal del libro es la siguiente: “The Bay of Vigo is among the finest in the world”.
Antes de llegar a la ciudad, ya va anunciando la importancia de su ría en otros capítulos de su guía de España y Portugal. Por ejemplo, de Cartagena dice que es “el mayor puerto de España, después del de Vigo”. Y, cuando finalmente se ocupa de la ciudad, se deshace en elogios.
“Vigo disfruta un delicioso clima, que no ha sido suficientemente estudiado como destino de reposo médico”, explica la guía O’Shea: “Su bahía es muy bonita. La ciudad, escala en anfiteatro por los lomos de una colina, con sus alegres blancas casas encaladas, salpicadas en rojo y verde cono en una escena Oriental con palmeras, naranjos, flores y huertos”.
San Sebastián y O Castro
Detalla la guía turística de 1899 que la bahía tiene unos 30 metros de profundidad y que la ciudad, que aún no ha incorporado los vecinos concellos de Bouzas y Lavadores, cuenta con 23.000 habitantes censados. Pasa luego a definir los hitos para la vista: “Los castillos de San Sebastián y del Castro coronan las alturas y defienden la plaza. El de San Julián proporciona también defensa. La vista desde ellos, especialmente desde O Castro, es verdaderamente magnífica. Los viejos muros y puertas, las escaleras, las calles laberínticas, los vestidos del paisanaje, los tonos suaves de las colinas distantes, sirven como escenario a la ciudad y su castillo, que parecen pintados por un artista en su libro de bocetos”.
Porta do Sol y Pracer
Sin embargo, reconoce O’Shea que a la ciudad le faltan monumentos de interés: “Los atractivos monumentales son indiferentes. La iglesia es moderna, de estilo clásico, simple, aunque con buenas proporciones. Hay un pequeño teatro y buenos paseos desde la Puerta del Sol y la Puerta del Placer. El comercio es intenso desde su puerto, rival del de A coruña, al que superará algún día en cuanto se abran las nuevas líneas de ferrocarril”.
Viceconsulado del Reino Unido
La guía destaca el hotel Continental, “en el muelle, excelente”, y también destaca el Europa, bien acondicionado, al lado de la estación ferroviaria, así como el Central, donde se habla inglés. Hay baños públicos en la calle Real, una capilla de la iglesia Evangélica, un viceconsulado tanto del Reino Unido como de los Estados Unidos y recomienda visitar el Casino, en la calle Imperial. También dirige a los turistas a las oficinas de Correos en la calle Velázquez Moreno y recomienda los cafés Méndez-Núñez, en la plaza de la Princesa, así como el Suizo, en la calle del Príncipe.
Batallas y saqueos
El autor se atreve con algunas pinceladas de la historia viguesa: “Por su posición ha sido saqueada a menudo y en su bahía se han librado muchas batallas. Una Flota Inglesa con veinticinco barcos, bajo la dirección el Duque de Ormond, Rook y Stanhope, entró en la bahía el 22 de octubre de 1702. E ignorando el fuego de las baterías defendidas por 20.000 hombres, los vencieron, capturando seis buques franceses y cinco españoles y destruyendo la mayor parte del resto. La bahía y la ciudad fue también tomada en octubre de 1719 por Lord Cobham. En febrero de 1809, la plaza se rindió sin que se produjese un solo disparo, ante los franceses de Franceschi, pero fue retomada el 27 de marzo por los propios habitantes, que lucharon por sí mismos capitaneados por el abad de Valadares”.
Ancestral tradición gallega
En la gastronomía apenas se detiene, aunque hace dos puntualizaciones sorprendentes, aunque no tanto si pensamos que escribe para un público inglés y que la cría del ‘porco’ es una ancestral tradición gallega: “El bacon de Galicia es delicioso y son famosos los jamones de Baiona, que no debe confundirse con la Bayonne francesa”.
Río Miño
Sobre los accesos a Vigo, O’Shea sostiene que son cómodos. “Ahora que el puente sobre el río Miño ha sido terminado y se ha abierto la última sección de la línea entre Vigo y Monforte, Ourense quizá reciba la atención que se merece”. La guía destaca que se puede llegar a Vigo en tren desde Madrid, a través de León, Monforte y Ourense, en un trayecto de 823 kilómetros en el que se invierten 28 horas.
Así era la O’Sheas Guide to Spain and Portugal, una guía turística escrita en inglés que describe los encantos de la ciudad de Vigo en 1899.