Hace ahora un siglo, en 1922, Vigo inauguraba su primer gran centro hospitalario: los llamados Pabellones Sanitarios, erigidos en una finca municipal en la zona de Regueiro bajo proyecto del arquitecto Gómez Román. Aquellos edificios monumentales, con su amplia finca ajardinada, son el origen de lo que luego se llamó Hospital Municipal y hoy conocemos como el Nicolás Peña.
Los Pabellones Sanitarios venían a dar modernidad a la sanidad pública en Vigo. Con capacidad para 96 camas, tras su inauguración hace cien años el centro fue dotado por el propio Ayuntamiento con notables avances en la medicina de la época, como un equipo de radiología que, como todo lo demás, fue sufragado con fondos municipales.
Los Pabellones venían a sustituir al conocido popularmente como ‘Hospitalillo’, que había sido inaugurado en 1896 en As Travesas, contando también con las aportaciones de algunos próceres locales. Hay que apuntar el dato de que la luz eléctrica, el tren, el telégrafo, el gas ciudad o los teatros fueron dotaciones que la ciudad de Vigo disfrutó mucho antes de tener su primer amago de hospital. Lo que no significa otra escala de prioridades, sino que la atención sanitaria hasta el siglo XIX, desde el parto hasta la muerte, se prestaba en casa.
El diputado José Elduayen tuvo mucho que ver en aquel primer ‘Hospitalillo”, porque los diarios cuentan que el Ayuntamiento quiso erigirle una estatua, a lo que el prócer contestó rehusando y pidiendo que el dinero se destinase a construir un centro sanitario para los pobres de la ciudad.
Tan generoso gesto desató el entusiasmo y el municipio adquirió una parcela en la finca del Carmen con las 15.000 pesetas que iba a destinar a la estatua. Y el diputado fue enviando donaciones hasta sumar otras 24.000, que se invirtieron en reparaciones, equipamiento médico y camas. El edificio, de dos plantas, tenía tres estancias de 20 camas de hierro, una sala de operaciones, cocinas y la vivienda de las Hermanas de la Caridad, con cinco monjas que ejercían como enfermeras. La inauguración, el 23 de enero de 1896, fue un gran acontecimiento. El obispo ofició una misa en la capilla anexa al “Hospitalillo”, a la que asistió la Corporación en pleno.
Nicolás Taboada Fernández elogiaba el “lujo” de las instalaciones, con camas “con colchones metálicos, mantas y sábanas de superior calidad”, además de “un excelente servicio de loza, juego de cubiertos de metal abundantes ropas, todo con las iniciales H.E. (Hospital Elduayen)”. Entusiasmado, continuaba la crónica: “En el piso alto está el cuarto de operaciones y la sala de juntas, y en el bajo una espaciosa cocina, los cuartos de las Hermanas de la Caridad, el botiquín y el teléfono. Puede afirmarse que la instalación se hizo con verdadero lujo”.
Una mujer y tres niños, que se encontraban internos en la Casa Hospicio, fueron los primeros pacientes del primer hospital de Vigo. Y el día de la inauguración recibieron la visita de aquellos próceres de monóculo, chistera y bigotes austrohúngaros.
Tras un cuarto de siglo, pareció que el ‘Hospitalillo’ se quedaba pequeño y anticuado, así que en 1918 el Ayuntamiento encargó al arquitecto Gómez Román un nuevo hospital digno del siglo XX.
Tras cuatro años de proyectos y obras en la zona de Regueiro, el 4 de diciembre de 1922 los enfermos fueron trasladados del antiguo Hospital de Elduayen al nuevo, cuyo diseño fue muy alabado en su época, con sus galerías acristaladas y ese aire de pabellón de reposo para tísicos que todavía se respira en el Nicolás Peña.
Los nuevos Pabellones Sanitarios fueron equipados con servicios como lavandería, oficinas, residencia para las monjas y capilla. Mientras que sus cuidados jardines invitaban en el paseo a los malogrados residentes.
Más de treinta años duraron aquellos Pabellones Sanitarios como el gran hospital de Vigo, hasta que, en 1955, se inauguró la Residencia Sanitaria Almirante Vierna, el famoso “Pirulí”, más tarde Hospital Xeral y, muy pronto, Cidade da Xustiza. Otros cuarenta años después, en 1989, se inauguraría el hospital del Meixoeiro. Y,finalmente, en 2015, el Álvaro Cunqueiro,
Pero todo comenzó con aquel primer ‘Hospitalillo’ de As Travesas y, sobre todo, con los monumentales Pabellones Sanitarios, que abrieron sus puertas en Vigo hace ahora exactamente un siglo.