La primera carta bomba de la historia se fabricó en una farmacia de Vigo y estalló en las manos del capitán general de Galicia en el año 1829. Faltaba todavía un siglo y medio para que Theodore Kaczynski, el terrorista conocido como Unabomber, comenzase a sembrar el pánico en Estados Unidos en 1978 con su primer sobre explosivo. Pero la primera misiva bomba de la historia, creada en Galicia, también fue brutal, fue política y sigue envuelta en varios misterios.
No tuvo ninguna duda sobre los hechos el escritor Manuel Curros Enríquez, quien relató con todo detalle el momento en el que el general Nazario Eguía, absolutista, más tarde carlista y siempre despiadado capitán general de Galicia, abrió la carta bomba en su despacho, que venía envuelta en otros dos sobres, que abrió previamente su ayudante.
“— ¡Mi general!, hay un tercer sobre, y dice:
Reservadísimo. Del Rey, para el general Eguía. El general se detuvo.
— ¡Veamos! — dijo alzando la frente y recogiendo el pliego de manos del ayudante.
Dirigióse a su mesa, se sentó en su sillón, y apoyando el pliego en uno de los cajones que tenía abiertos, introdujo el índice por uno de los dobleces y rompió el sobre. En el mismo instante se oyó una fuerte detonación; la mesa saltó en pedazos, y el general y la silla rodaron por el suelo. Cuando se levantó tenía una de sus manos destrozada.
— ¡Aun me queda otra para ahorcar al culpable! — dijo; y luego, reparando en los restos de la carta explosiva, cuyo fulminante había rozado el general con el dedo, añadió: — ¡Nadie más que Chao es capaz de inventar obra tan perfecta!“
El general Eguía señalaba a José María Chao, químico, político liberal y farmacéutico. Nacido en Leiro en 1790 e instalado por un tiempo en Ribadavia, pasó a vivir en Vigo y abrir una botica en la plaza de la Constitución, en su esquina con la calle Sombrereiros. Aquel despacho de farmacia se convirtió enseguida en el centro de reunión de los liberales, que tras su trienio marcado por la restitución de La Pepa, la Constitución de Cádiz de 1812, vivían ahora tiempos terribles, perseguidos por los absolutistas de Fernando VII, un rey criminal que imponía el absolutismo a sangre y fuego en aquellos años conocidos como la Ominosa Década.
Conspiración supuestamente liberal
En aquel horror encaja que el capitán general de Galicia recibiese una carta bomba hecha en Vigo, y que unos liberales conspirasen para volver a un gobierno constitucional, pero no está tan claro que José María Chao fuese el autor del atentado, por mucha habilidad química que tuviese haciendo fórmulas magistrales.
Murguía rechazaba la hipótesis como “la más negra calumnia para el honrado político, quien no tardó en demostrar la imposibilidad absoluta de su colaboración en aquel crimen”. Lo hizo en la biografía que escribió sobre Eduardo Chao, el político, escritor y científico nacido en Ourense y afincado en Vigo que llegó a ser ministro. Y que era hijo del José María Chao principal sospechoso de la autoría de la carta bomba y de su supuesta fabricación en Vigo.
Se sabe que la misiva llevaba en su interior pólvora fulminante, mezclada con arsénico y vidrio machacado. La policía de Fernando VII realizó numerosas investigaciones para localizar a los culpables del atentado, pero no obtuvo resultados, tampoco con el farmacéutico José María Chao Rodríguez, pese a que fue denunciado expresamente por el general Eguía.
Estudiante en Santiago
Chao había luchado contra la ocupación francesa alistándose al Batallón Literario cuando de joven estudiaba Farmacia en la Universidad de Santiago. Más tarde, ya titulado, siguió ejerciendo como miliciano de los liberales, participando en varias escaramuzas en el Trienio Liberal de 1820 y 1823. Producto de su militancia, había pasado dos años en la cárcel y estaba considerado un enemigo para los absolutistas, en el poder cuando abrió en Vigo su farmacia en 1826, en la que también fue detenido acusado de convertirla en sede de conspiraciones contra el ‘Borbón Deseado’. Para octubre de 1829 cando se produce el atentado, él acababa de salir de prisión, lo cual siembra dudas sobre la autoría. En 1873, sin embargo, se señaló a Chao inequívocamente como el autor de la misiva bomba.
Las dudas también afectan al lugar donde se abrió la carta. En numerosas ocasiones se ha escrito que fue en A Coruña, donde estaba la sede del Gobierno Militar. Pero muchas fuentes apuntan a que fue en Santiago de Compostela, concretamente en el pazo de Santa Cruz, en la rúa do Vilar. Allí estaría el general Eguía aquel 29 de octubre de 1829. Lo relata así El Compostelano, en una crónica de abril de 1929 que añade detalles escabrosos al atentado, donde el militar recibió “un pliego con un explosivo oculto; le privaron de la mano derecha y de algunos dedos de la izquierda; la mancha de sangre al volar éstos se conserva en el techo del palacio de Rivadulla sito en la calle compostelana de la Rúa Nueva, sala principal del primer piso, la que hay encima de la puerta de entrada”.
Historiadores
Sea como fuere, lo seguro parece que el terrorismo postal nació en Galicia. El investigador Salvador Bofarull sostiene que aquella carta bomba remitida desde Vigo fue la primera de la historia, por delante de la que consideran otros historiadores: la enviada por el sueco Martin Eckenberg, quien se suicidó en 1910 cuando estaba en prisión. En cualquier caso, es posterior a la que dejó manco al capitán general de Galicia Nazario de Eguía y Sáez de Buruaga en el año 1829. Y de la que siempre se apuntó a una farmacia situada en un lugar de nombre apropiado: la viguesa plaza de la Constitución.
Otros artículos de Eduardo Rolland:
Vigo en 1830, en la pionera descripción de Sebastián Miñano
Aquella última nevada en Vigo de 1987
Azaña, enamorado de Vigo: “Es novísimo, rico y a todo lujo”
Vigo, en las imágenes aéreas del Vuelo Americano de 1946 y 1956
1946: Cabalgata de Reyes para niños ‘con carné de pobre’
250 años del nacimiento de Cachamuíña
Cuando tocó la Lotería de Navidad en la Casa de la Collona
La Navidad de la gripe del 18 en Vigo
La importancia de apellidarse Vigo
El río Oitavén, verdugo de un escándalo en TVE
Vigo, en la Lucha contra el Enemigo Mundial
50 años del Citroën GS, un éxito también vigués
Siete historias clave de la fortaleza del Castro
Los cinco buques de guerra «HMS Vigo»
“Si las mujeres saben coser, ¡bien pueden aprender a conducir!”
Cuando Nostradamus ‘profetizó’ la batalla de Rande
130 años de la calle Elduayen, la primera Travesía de Vigo
Pases pro bus: 40 años de una revolución en Vigo
La ‘Captura de Vigo’: la olvidada invasión británica
La Toma de Vigo vista desde Inglaterra
Verdades y mentiras del «Polycommander»