Su gran actividad fabril y su puerto protagonizan un movimiento incesante de maquinaria y de mercancías, de luces, de ruidos, de trabajadores y de transportes que entran y salen de las naves del puerto y de las fábricas; es ese otro Vigo que muchas personas ni siquiera imaginan.
La fotografía es una muestra de lo que ahora comentamos y se centra en el trabajo nocturno de los astilleros vigueses, que han sufrido una profunda crisis motivada por la supresión del “Tax lease”, un mecanismo financiero que permite una reducción de impuestos a las empresas, en este caso de tipo naval.
La supresión del “Tax lease”, decidida por el gobierno de Bruxelas, dio al traste con la actividad de numerosos astilleros gallegos y en particular de la ría de Vigo, además de conllevar la destrucción de miles de puestos de trabajo. Ahora, al cabo de varios años, el Tribunal General de la Unión Europea ha invalidado la decisión que la Comisión Europea (Bruxelas) tomó en su día, respaldando los argumentos de los astilleros privados.
La sentencia favorable del Tribunal General de la Unión Europea ha causado alegría en el sector naval, pero ha llegado un poco tarde y será muy difícil —-casi imposible—- recuperar algunas de las industrias navales destrozadas y los miles de puestos de trabajo que han pagado los platos rotos de una crisis que nunca debió de existir, y esto pone de manifiesto, también, que las decisiones de Bruxelas obedecen, en muchos casos, a salvajes y poderosos intereses de las industrias de otros países de los que somos competencia. Pero Vigo no duerme ni se duerme.