En principio, esos desniveles se observan como una dificultad casi insalvable, pero la sensación pasa pronto a un segundo plano, sobre todo, ante la curiosidad que despiertan los escaparates de los numerosos establecimientos comerciales, a lo que también es preciso añadir una amplia oferta hostelera y un buen ambiente callejero. Además, en los últimos años, el Concello de la ciudad está llevando a cabo una serie de actuaciones con objeto de salvar los desniveles y las barreras para que todo el mundo pueda moverse libremente por la ciudad, convirtiéndola, a pesar de sus numerosas calles con subidas y bajadas, en una ciudad peatonal y amigable.