Vigo ya puede degustar el ‘néctar de Orisis’. Así de estupendo, con referencias al Egipto de los faraones, se ponía el redactor del diario ‘Galicia’ el 30 de enero de 1925, en su crónica de la inauguración de la fábrica de cervezas A Barxa, un acontecimiento social y económico, pues nacía una industria con capacidad para producir cinco millones de litros de ‘Cruz Blanca’ cada año.
La apertura de la fábrica había sido a todo lujo, con la industria ubicada en un parque de quince mil metros cuadrados, “en el cual hay preciosas plantas, algunas de ellas tropicales”. Allí se congregó “lo más saliente de la banca, de la industria, del comercio” así como políticos y periodistas, a los que se sirvió un ‘lunch’ elaborado por el hotel Continental, que fue regado con las cervezas recién salidas de los tanques de fermentación a razón de 225 litros por minuto, según anota el cronista. La banda municipal de música y el coro ‘Queixumes dos pinos’ amenizaron la fiesta. Además, el director de la fábrica hizo una donación de 500 pesetas, que entregó al alcalde para que se atendiese a los pobres de la ciudad.
La industria, que supuso una formidable inversión por la compañía Cervezas de Santander, contaba además con compresores que fabricaban 750 kilogramos de hielo cada hora, mientras que el agua para las cervezas se extraía de un pozo a 80 metros de profundidad. Todo ello, situado donde actualmente se encuentran las torres del Club Financiero en la calle García Barbón.
Las cervezas de A Barxa gastaron un dineral en publicidad en ese año, incluyendo anuncios en prensa dirigidos “a los ganaderos y lecheros”, a los que vendían los restos del grano utilizado para fabricar cerveza: “Si queréis que vuestras vacas aumenten el rendimiento en leche y engorden, emplear como pienso la malta de cebada de los cocimientos de la Fábrica de Cervezas La Barxa”.
La fábrica no escatimó ningún detalle de mercadotecnia para despertar las simpatías de la futura clientela. Y, en años sucesivos, incluso organizó concursos de belleza, a los que se presentaban señoritas de la ciudad entre las que se elegía a “Miss Cruz Blanca”. Encontramos una foto inédita de Pacheco con la ganadora del certamen en 1935, posando en los jardines de la fábrica, rodeada de galanes admiradores y luciendo corona, banda y ramo de flores.
Aunque A Barxa sí fue la primera instalación industrial de cerveza, que llegó a ser la más poderosa de Galicia, lo cierto es que en Vigo ya se elaboraba antes esta bebida, que debieron ya conocer los antiguos pobladores de O Castro antes de la llegada de los romanos.
Fue en el siglo XIX cuando experimentó su segundo boom, como recuerda el cronista Xosé María Álvarez Blázquez en una crónica sobre el año 1875: «Esta bebida fue considerada, al comienzo de su tímida divulgación, como un capricho de los jóvenes modernistas, tales como los socios del Gimnasio, que practicaban algunos deportes, fumaban (cuando era posible) tabaco egipcio y… bebían cerveza».
La primera rubia local fue comercializada por un ciudadano con nombre de personaje de Robert Louis Stevenson. Se llamaba Mr. Hyde (como el lado malo del Dr. Jeckyll) y así hablaban de su negocio en una crónica periodística de la época: «Es indudable que en nuestra hermosa ciudad se ha iniciado de poco tiempo a esta parte un gran movimiento en favor de la industria y los intereses locales; entre ellos se encuentra la fabricación de cerveza, emprendida por Mr. Hyde, quien acumulando una excelente clase de primeras materias para su elaboración, logró dar cima a una justa y honrosa competición con la cerveza del extranjero, tanto por su buen gusto como por el sprit del líquido, de fermentación completa y rematada».
Después de Mr. Hyde, llegarían otras marcas a la ciudad. Las principales las de Moreira y Cía, y García Bañón. Hasta que en 1925 se inauguró la fábrica de A Barxa con su marca de la Cruz Blanca. El proyecto del edificio fue encargado al arquitecto Manuel Gómez Román, que diseñó una construcción monumental, con un estilo regionalista y la piedra como protagonista. Las obras comenzaron en 1922 y remataron tres años más tarde. Su éxito fue rotundo y, de 1925 a 1935, tuvo números astronómicos, que la llevaron al liderato como la industria cervecera líder del país, por encima de la coruñesa “La Estrella de Galicia”.
En 1970, A Barxa comenzó a producir en Vigo la marca Skol, que tendría también una enorme recepción, pero la industria cervecera en general comenzó a decaer, mientras las sociedades iban siendo absorbidas por empresas de capital extranjero. En 1989, cerró la fábrica de A Barxa, tras 66 años de historia.
Desde entonces, Vigo se quedó sin industria cervecera, aunque en la última década la aparición de marcas artesanas ha devuelto la nostalgia por aquella vieja fábrica y su marca entonces imbatible de La Cruz Blanca.
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