La ciudad de Vigo, que se desarrolla alrededor del monte de O Castro, está llena de cuestas que dificultan la comunicación entre los diferentes barrios. Esto conlleva que muchas personas, al llegar a cierta edad, queden confinadas en determinadas zonas urbanas como consecuencia de las dificultades para desplazarse de una calle a otra en un nivel superior. Es lo que ocurre, por ejemplo, en la calle Menéndez Pelayo, cuya cota inferior con respecto a la Avenida de As Camelias ha sido solventada mediante un ascensor eléctrico. El éxito de este ascensor y de otros ya existentes, así como también el de las escaleras mecánicas que acceden desde la Porta do Sol hasta la Rúa Pracer, queda demostrado diariamente por el gran número de usuarios de todas las edades, aun cuando el mayor beneficio resulta para la gente de mayor edad, que aprovecha el transporte vertical para abarcar una mayor oferta de servicios o simplemente para pasear por otras calles que no sean la propia.
En la actualidad ya existe otro ascensor para comunicar la Rúa Torrecedeira con la Rúa Marqués de Valterra, que puede observarse en la fotografía, y también se está construyendo otro ascensor para comunicar la Rúa Pi y Margall con la Rúa Torrecedeira, y existe el proyecto de otro para comunicar las mismas calles a la altura del parque Camilo José Cela, de tal modo que el Auditorio Mar de Vigo quedará comunicado verticalmente desde la Avenida de As Camelias. A eso se le llama romper las barreras.