El médico vigués don Hermenegildo Gallego y Prado publica en este día un extenso artículo en Faro de Vigo, para rebatir las alarmistas opiniones de su colega don Antonio Noguerol, inspector sanitario de la provincia, respecto a ciertos casos patológicos habidos en ella, y que éste, en el Boletín de Cólera, califica como comprendidos en el cuadro de tan grave dolencia. Los referidos casos se habían dado durante el mes de febrero en Cangas, Meira y Moaña; posteriormente en Tui y en Bouzas y, al parecer, en estos últimos días en el propio Vigo.
Los doctores Estévez Aires, de Bouzas, y Gallego Prado, de Vigo, han diagnosticado, sin embargo, a los enfermos por ellos tratados, y curados en su totalidad, como afectados de gastroenteritis. Se pretendía, contra esta opinión, que los coléricos venidos en la fragata Abella y aislados en el Lazareto, habían provocado ya el contagio de la población, por lo cual Vigo estaba virtualmente en estado de sitio.
No obstante, era también cierto que en el Boletín de Cólera, publicado en Santiago bajo la dirección del insigne médico Varela de montes, se venía registrando la presencia de este morbo en diversos puntos de Galicia. Prueba de ello era que los propios apestados de la citada fragata procedían de A Coruña, aunque es de suponer que hubieran sido contagiados por los colonos de Cuba.
El revuelo general se aumentó, a causa de haber la junta provincial de Sanidad de Vigo declarado “puerto sucio” a A Coruña, de tal modo que cualquier barco de aquella procedencia debería ser internado y sus hombres sometidos a cuarentena. El periódico El Coruñés arremete contra la Junta; Faro de Vigo sale en su defensa; el Dr. Gallego contesta a las violentas manifestaciones del Dr. Noguerol…Si no el cólera, la cólera se extiende.
Así como el día 28 escribe nuestro veterano, contestando al herculino: «El país, apreciado cólera…” El cólera, la cólera, el cólega… Se iban perdiendo los nervios. En su afán de poner los puntos sobre las óes. Claro está que el problema era esdrújulo y acentuado; por eso, cargado de razón reincide:”En el artículo habla nuestro cólega del Lazareto terrestre de Padrón …»
Bueno; por una vez, bien podemos ser indulgentes con el modo de señalar.