El Concello de Vigo y la Xunta de Galicia deberían dialogar de modo constructivo para buscar un entendimiento en cuanto a los intereses de la ciudad de Vigo. Las cosas no pueden seguir así echándose la culpa unos a otros, fundamentalmente por intereses políticos.
En la ciudad de Vigo existen varios frentes importantes que están bloqueados y la ciudadanía no llega a comprender por qué los políticos se muestran tan obstinados. Por qué no tratan de encontrar soluciones reales y beneficiosas para la ciudad y para la ciudadanía, cediendo por ambas partes.
En otras poblaciones gallegas no ocurre lo que está ocurriendo en Vigo, incluso en algunas localidades gestionadas por partidos de izquierdas con una Xunta de Galicia en manos de la derecha, está claro que eso no es disculpa. Los gestores tienen que resolver problemas y no deben tensionar las situaciones haciéndolas insostenibles.
Uno de los problemas más importantes de Vigo es el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), que no termina de resolverse. La lista de asuntos pendientes continúa con otros frentes como la vivienda de protección oficial; la declaración de zona tensionada por los precios de los alquileres, que es un hecho constatable a pie de calle; el transporte metropolitano, puesto que funciona perfectamente en el resto de la comunidad; y un triste y largo etcétera.
La Xunta de Galicia y el Concello de Vigo tienen que entenderse porque la situación ya es realmente insostenible y la incredulidad general va en aumento, porque las disculpas resultan cada vez menos convincentes.
Uno de tantos problemas de la ciudad de Vigo es la situación del túnel que se inicia en la viguesa Porta do Sol y que discurre bajo la Rúa Elduayen. Esas obras llevan bastante tiempo paradas por diferentes motivos y es algo que está afectando a todo el entorno. Seguro que los forasteros se marchan se Vigo, una ciudad que presume de todo, convencidos de que la entrada corresponde a un refugio atómico.