El mural feminista recientemente pintado en la Gran Vía de Vigo ha sido ultrajado de un modo salvaje y cobarde. El mural representa a diversas mujeres singulares, algunas de ellas ajusticiadas por el franquismo. Ha sido cubierto con pintadas que son perfectamente visibles. En ellas, con claros tintes machistas y racistas, se insulta a los colectivos feministas acusándolos de chiringuitos y de subjetividad en sus críticas.
La Marcha das Mulleres, autoras del mural feminista, han decidido que la pintura continúe tal cual está vandalizada en la Gran Vía y no la repararán para que sirva como ejemplo.
Conviene recordar que la democracia conlleva el respeto de todos los seres humanos con independencia de su condición social, de su raza, o del sexo. Y recordar, también, que la mujer, que siempre ha llevado la peor parte durante toda la historia de la humanidad y que aún sigue igual. La mujer merece el mismo respeto y consideración que el hombre y su lucha feminista debe ser la de toda la ciudadanía.
El feminismo no debe ser una lucha exclusiva de las mujeres, sino de todos los seres humanos sin distinción. Lo contrario está alejado de la inteligencia humana y del respeto, y es más propio de la ignorancia, que es lo que ocurre con estas pintadas, que huyen del diálogo y de la razón.