Por precaución no nos atrevimos a preguntarle si se trataba de una nueva modalidad deportiva —-transporte de piedras, quizá—- o de alguna intención vengativa con armas primitivas. El caso es que aquel hombre pasó a nuestro lado sin inmutarse y continuó decidido calle arriba con paso moderado hacia un destino que sólo él parecía conocer. Tomamos la fotografía con discreción desde una distancia prudente y nos alejamos en sentido contrario. Mañana estaremos atentos a las páginas de sucesos.