Sin duda, sus votantes han agradecido su entrega y la defensa a ultranza de la ciudad de Vigo. También han agradecido su impecable gestión económica, consiguiendo eliminar la enorme deuda con la que se encontró al llegar a la Alcaldía —-que superaba los sesenta millones de euros—-, y que era la consecuencia de las nefastas gestiones municipales anteriores. Sin duda, también han valorado la defensa que Abel Caballero ha hecho siempre de la ciudad de Vigo por encima de los intereses personales y de su propio partido.
Sus antecesores en el cargo de regidor municipal —-salvo la honrosa excepción de Manuel Soto, también del Partido Socialista Obrero Español—-, pactaron o se doblegaron, como mínimo, a los intereses de sus partidos políticos o a los intereses de otras ciudades gallegas para las que Vigo resulta una incómoda competencia, como es el caso de A Coruña o de Santiago de Compostela.
El Partido Popular siempre ha utilizado —-y siempre ha considerado—- la ciudad de Vigo como una ciudad de segunda categoría dentro de Galicia, dándole prioridad a la de A Coruña, incluso en la actualidad. Recuérdese que los regidores pertenecientes al Partido Popular demostraron una enorme sumisión a los intereses de su partido. Y sabiendo de antemano que en la actualidad no podían competir con Caballero eligieron de modo maquiavélico una cabeza de lista sin demasiada importancia —-Elena Muñoz—-, un peón de sacrificio para una partida con derrota anunciada en la que es preferible poner a buen recaudo las figuras de mayor relevancia. Sin embargo, Abel Caballero siempre ha estado por encima de segundos intereses: él ha defendido en todo tiempo y lugar a la ciudad de Vigo, la ciudad que representa.
La gestión municipal de Caballero ya sirve como modelo para otras ciudades españolas; es un orgullo para toda la ciudadanía viguesa. Él ha conseguido dar a conocer la ciudad de Vigo en toda España e incluso en el extranjero. Y eso es algo que ha realizado con gran inteligencia, sin complejos, y sin ningún tipo de coste económico, en contraste con la costosa publicidad pagada por otras urbes españolas y con dudosos resultados. Sirva como ejemplo la iluminación navideña de la ciudad de Vigo, de la que habló todo el mundo, absolutamente todo. Esa campaña de iluminación navideña ha generado una gran riqueza, tanto en beneficios económicos como en la creación de puestos de trabajo en los sectores del comercio y de la hostelería, entre otros. De este modo, Vigo se ha convertido en un atractivo destino turístico en todas las épocas del año. Y todo esto, reitero de modo personal, lo ha hecho Abel Caballero y su equipo de gobierno. Es lógico, por lo tanto, el voto mayoritario de agradecimiento y de apoyo incondicional a Abel Caballero para que Vigo siga adelante.