Tiempo de urnas. Vigo acude este domingo, a partir de las 9:00 horas, a la segunda cita electoral en un mes, pero en esta oportunidad para resolver la prolongación o no del contrato con su alcalde, Abel Caballero (PSdeG-PSOE), por un cuarto mandato consecutivo.
¿Son estos los comicios más esperados para la ciudad? Evidentemente, sí. Aquí las siglas importan, pero mayormente las personas que ocuparán el cargo político más cercano a la ciudadanía, el de alcalde. Las encuestas, sin excepción, manifiestan una repetición de la mayoría absoluta que el actual regidor, Abel Caballero, cosechó en 2015 y también indican que además se maneja en un amplio margen para crecer en número de concejales, pues la horquilla lo sitúa entre las 18 y las 21 actas.
¿Es Abel Caballero el favorito? Sin duda. Entonces, ¿por qué insiste en animar a la gente a votar? Porque la abstención es enemiga de cualquier consulta electoral, porque se supone que la derecha cuenta siempre con un electorado fiel, porque dar por hecho que va a ganar y no acudir a votarle significará para el PSdeG-PSOE el recorte porcentual de votos… y porque quiere establecer diferencias muy diáfanas entre el modo de hacer política del resto de partidos y la suya.
Caballero busca su segunda mayoría absoluta consecutiva y su cuarto mandato como alcalde de Vigo. Desde que fue designado candidato en 2007, su propuesta no ha dejado de crecer en votos (44.398, 50.045 y 73.533) como en su porcentaje respecto al total de sufragios válidos emitidos (29,43%, 34,43% y 51,82%), según los datos oficiales del Ministerio del Interior. Uno de cada dos votantes lo ha reconocido como la mejor opción para Vigo.
Sin duda, los resultados son abrumadores. Pero Caballero, que en cada convocatoria tumba algún récord, puede romper en esta oportunidad registros históricos que poseían Paco Vázquez y A Coruña: número de actas (18 sobre 27) y querencia (59,26%), ambos de 1991.
A nivel historia local, el alcalde ya atesora cuanta cifra se nos ocurra: nadie con tantos concejales como él (17 de 27), con tanto voto a favor o porcentaje sobre el resto, y su probable continuidad en el cargo lo llevará a superar a Manoel Soto en número de mandatos como primer edil (4 por 3).
Caballero ha hecho de la cercanía, del contacto con el ciudadano, una virtud, ha repetido siempre que ha podido que en la calle escucha al ciudadano, se ha lanzado a humanizar la ciudad entera y, además, pide el voto masivo “para demostrarle a España y a Europa la fuerza de Vigo”, explica. Por eso quiere más.
Desde luego, las elecciones viguesas también estarán en el foco nacional. En la lista de las 25 ciudades españolas con mayor número de habitantes (Vigo es la decimocuarta), solo dos pueden presumir de longevidad en el cargo de su gobernante: Málaga (la sexta) y Vigo. Francisco de la Torre (PP) recibió el bastón de mando en 2000 para sustituir a Celia Villalobos, llamada por el Gobierno de España para una cartera ministerial. Luego ha ganado tres elecciones en fila con mayoría absoluta (2003, 2007 y 2011) y en 2015 gracias a un pacto con Ciudadanos. En 2011 alcanzó su techo con 19 de las 31 actas del ayuntamiento malacitano. Su legado, una ciudad cultural pues la ha llenado de museos de prestigio aunque el déficit municipal sea su pecado.
De la Torre (1942) y Caballero (1946) son las referencias victoriosas de sus respectivos partidos, con una diferencia a día de hoy: las encuestas aúpan aún más al alcalde de Vigo mientras el malagueño puede ceder la Alcaldía al PSOE, que regresaría, con pacto de izquierdas, al gobierno local por vez primera desde 1995. Si Caballero se impone y el popular pierde, el exministro de España sería el alcalde con más mandatos consecutivos del Top 25 de ciudades para el nuevo periodo 2019-2023. Otro logro para él, pero también ejemplo de fe viguesa en un único político. Soto lo pudo haber conseguido en 1991, pero el resto de formaciones de la izquierda lo castigó retirándole su apoyo para que gobernase su número 2, Carlos Príncipe.
¿Y la oposición? Los focos buscan a Elena Muñoz. Obtuvo 29.110 votos en 2015, el peor resultado del PP en toda su historia en Vigo, la cifra más baja de concejales (7) para un partido acostumbrado a estar en la decena o más. Los sondeos de opinión la apabullan, lo mismo que las redes sociales: cuenta con más seguidores en twitter Rubén Pérez (Marea), 2.802, que en este periodo ha sido la tercera fuerza, que ella (2.466). Botón de muestra de que en cuatro años en la oposición ha sido incapaz de penetrar en la memoria del vigués y ese es pecado capital en política. Su debacle, si finalmente se produce, será también la del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y un castigo al Gobierno de San Caetano.
Rubén Pérez (Marea), que en la recta final de campaña ha introducido la petición a Podemos de que tumben a Caballero como presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (¿castigo para el regidor y para Vigo?), aspira a ser la segunda fuerza de la ciudad, el BNG quiere volver tras haberse autoaniquilado municipalmente desde 2011 y otros partidos creen tener hueco e intentarán probar suerte. Son diez listas contra la de Caballero. Decide Vigo.