Este domingo, 17 de septiembre de 2017, dos edificios de la calle López de Neira quedaron arrasados por el fuego. Más allá de las coincidencias o de las casualidades es un paso más en la degradación de una rúa en pleno centro de Vigo.
Las llamas se declararon minutos después de las 07:30 horas en el número 42 de López de Neira. El fuego, detectado en la planta baja, corrió por las cuatro plantas hasta destruir todo el inmueble y saltar, ya a mediodía, a otro edificio con acceso por Progreso.
Es la misma calle en la que se inauguró en 1961 el Cine Vigo con la proyección de la película «Tu a Boston y yo a California». La misma en la que varios modistos revolucionaron la moda gallega en los 80 y también en la que abrieron establecimientos tan conocidos como el pub “Falo de Vigo” o el “Rufino”, famoso por sus empanadillas.
Desde inicios de siglo XXI, la rúa que lleva el nombre de un exalcalde no levanta cabeza. Fue en 2002 cuando cerró el Cine Vigo y diez años después comenzaba una racha en la que la rúa López de Neira, donde varios edificios están abandonados, tan solo aparece en las páginas de sucesos.
En 2012, un incendio quemaba la conocida sala y obligaba a desalojar a los vecinos de los edificios colindantes. Las llamas acabaron con los pocos restos que quedaban de las butacas y otros elementos de madera, así como las moquetas.
Indigente fallecido
En 2015 un indigente fallecía horas después de sufrir graves quemaduras en el incendio registrado en el número 38. El inmueble estaba ocupado por personas sin techo pese a que existía una orden de desalojo desde 2013.
En septiembre de ese mismo año, en otro edificio se registraba el hecho más grave que recuerdan los vecinos de la zona. Un joven mataba a golpes a su novia, una ciudadana brasileña de 46 años. El juicio se celebrará en próximas fechas y el fiscal pide 24 años de prisión.
Este 17 de septiembre, desde el paso elevado de la rúa Progreso (imagen superior derecha) numerosos vecinos contemplaban el último suceso de la calle que lleva el nombre de un exalcalde, el nombre del primer vigués que contó con luz eléctrica en su casa un 30 de mayo de 1880.