Una vez en el lugar, los efectivos desplazados encontraron la puerta de la vivienda en cuestión abierta y en el interior hallaron a una pareja discutiendo. Ante la presencia policial, el hombre aseguró que no era necesario la mediación porque estaba discutiendo con su mujer y que, aunque había causado daños al mobiliario, a ella no la había agredido en ningún momento.
La dotación habló con la mujer, que les contó que su compañero sentimental había llegado ebrio a casa y la había despertado para increparla, acusándola de haber dado aviso a la policía “para que lo parasen y le quitaran los porros que llevaba”, según indica el cuerpo municipal.
Ella se levantó para tranquilizarlo para que sus gritos no despertasen al bebé de ambos, que dormía en su cuna en la misma habitación, por lo que le invitó a salir de la vivienda para despejarse. No obstante, su reacción fue zarandearla, tirarla contra la pared y destrozar el mobiliario a patadas, “amenazándola gravemente”, episodio habitual cuando él consume alcohol, según la mujer.
Los agentes apreciaron que ella presentaba diversas lesiones si bien declinó ser asistida por una ambulancia “ante el miedo que le inspira el ahora detenido y su familia”. Así, los agentes detuvieron al sospechoso por un presunto delito de violencia de género.
Miente para evitar que detengan a su agresor
Ese mismo día, ya por la tarde, en torno a las 15:15 horas se produjo otro caso de maltrato, esta vez en la calle República Argentina, a donde acudió una patrulla tras recibir una alerta. Una vez que los efectivos desplazados lograron acceder al interior del edificio, pudieron escuchar gritos de una discusión.
Al llegar al rellano del piso en el que se estaba produciendo el suceso, los agentes oyeron “claramente a una mujer rogar que no le pegue más, que no es su culpa y que no hace nada malo”, según el relato policial.
Ante esto, los agentes llamaron a la puerta de la vivienda pero la mujer no les quiso abrir alegando que acababa de salir de la ducha y estaba desnuda. Posteriormente, se excusó argumentando que no encontraba las llaves. Mientras tanto, los policías pudieron escuchar la voz de un hombre en tono bajo indicándole que no abriera “para no complicarle la vida”.
Ante la insistencia de los agentes, la mujer acabó abriendo la puerta y pudieron observar que presentaba diversas lesiones en la cara y en una de sus muñecas. En un principio, aseguró que se las había causado en una caída fortuita pero finalmente reconoció que se las había provocado su pareja. Según dijo, la situación era ya habitual, sobre todo por el miedo de ella a denunciar ante las posibles represalias que pudiese tomar.
El joven, de 21 años, alegó que era “una discusión normal y que ella quería arruinarle la vida”. Los agentes procedieron a la detención del individuo, que antes de ser introducido en el ascensor amenazó a la joven en presencia de la patrulla diciéndole que “se iba a arrepentir del día en que le conoció”.