El fisioterapeuta y osteópata de Vigo acusado de abusos sexuales a cuatro clientas ha asegurado este lunes que no tocó los pechos ni la zona vaginal de estas mujeres.
Así lo ha señalado durante la vista llevada a cabo en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en la ciudad olívica. Este juicio estaba programado para el pasado mes de noviembre, pero fue suspendido en su día debido a problemas técnicos.
Para este hombre, de 39 años de edad, Fiscalía solicita 13 años y medio de prisión por presuntamente abusar sexualmente de cuatro clientas entre el 2020 y el 2021, al actuar con «la intención de satisfacer su ánimo libidinoso» aprovechándose «de la oportunidad que le ofrecía su actividad profesional».
En su declaración, el varón defendió su inocencia, indicando que todos los masajes que hace y las aproximaciones a zonas íntimas las lleva a cabo porque así lo requieren las técnicas. Él ha subrayado que en todo momento pide permiso verbal a sus pacientes, pese a que posteriormente todas ellas negaron que lo hiciese.
Según él, «no hay posibilidad de confusión» entre sus masajes profesionales con tocamientos o caricias con otras intenciones, insistiendo en que en todo momento se centró en su trabajo. Aún así, sí reconoció que a una de las denunciantes, que era de la zona de Valladares como él, la invitó a tomar algo fuera de la clínica, pero ella se negó.
«No les toqué los labios (vaginales)», ha reivindicado en varios ocasiones, explicando que en algunos momentos para las clientas es difícil reconocer en dónde les están tocando, ya que ciertos músculos y nervios están conectados entre sí.
Declaraciones de las cuatro supuestas víctimas
Después de sus palabras, acudieron a declarar las cuatro supuestas víctimas. Una de ellas indicó que tanto en la primera como en la segunda ocasión que acudió a la consulta del acusado notó como la «manoseó», tanto en los pechos, como en la zona vaginal. Sin embargo, decidió volver debido a que «notó los resultados».
No obstante, en la segunda ocasión el varón, según dijo la mujer, llegó a introducirle un dedo en la vagina, «sobresaltándose» ella y diciéndole al profesional que tenía que irse ya, debido a que había quedado con una amiga.
«Estoy 100% segura», ha añadido, indicando que «solo fue una vez» cuando introdujo el dedo mientras ella estaba boca abajo, aunque hubo varios roces previos por la zona íntima.
El abogado del acusado le preguntó cómo pudo declarar, en la primera ocasión, que había sido con el dedo corazón si ella estaba boca abajo y no lo vio. Ella ha indicado que le dio la sensación de que era «muy largo», pero que «da igual qué dedo fuese».
El resto de las denunciantes indicó situaciones similares, pero sin llegar a introducir el dedo en la vagina. Ellas han dicho que notaron roces en los pechos y en la zona íntima durante la realización de los masajes.
Las mujeres, visiblemente emocionadas, también han indicado que en un primer momento pensaron que eran tocamientos «normales» dentro del tratamiento, pero en otras ocasiones se percataron de que eran abusos. Siempre sin avisar de que se iba a aproximar a zonas íntimas.
En concreto, a una de ellas la llevó al salón de su casa con la excusa de hacer unos ejercicios allí. En otra ocasión, él se desnudó y se tumbó en la camilla para que ella viese la chepa que tenía en la espalda. «Me sentí incómoda», ha añadido, pese a reconocer, como el resto de clientas, que sí notó mejoría.
«Cuando unes una cosa pequeña, con otra cosa pequeña, con otra, ya no cuadra que fuese sin querer», ha sentenciado la supuesta víctima, asegurando que decidió denunciar para que otras mujeres no tuviesen que pasar por lo mismo.
Otra de las denunciantes aseguró que había notado tocamientos durante una de las sesiones. Sin embargo, recomendó la clínica a su hermana y no le alertó de lo que le había ocurrido a ella. Al conocer que a su hermana le había pasado algo similar, llegando a introducir el dedo en la vagina, ella decidió denunciar para «apoyarla».
Tanto las denunciantes como otras clientas explicaron que notaron «tocamientos innecesarios» en zonas íntimas y declararon haberse sentido «incómodas» en la consulta.
Escrito fiscal
Tal como asegura el escrito Fiscal, los hechos se remontarían a 2020 y 2021, cuando el acusado, «aprovechándose de la oportunidad que le ofrecía su actividad profesional» y «sin previamente informar al paciente para consentir el tratamiento a realizar», habría actuado con «la intención de satisfacer su ánimo libidinoso».
En concreto, en agosto de 2020 una de las víctimas acudió a la clínica por tener molestias en la espalda. Al encontrarse en ropa interior, «por requerimiento del procesado y sin ninguna finalidad terapéutica», le levantó la braga y le tocó la ingle. Concluida la sesión, también le acarició los costados a la altura de las lumbares, lo que le provocó «una gran incomodidad».
También en agosto, otra de las víctimas acudió por primera vez a la clínica para recibir tratamiento y, mientras se encontraba en ropa interior por requerimiento del procesado, éste le realizó tocamientos en los pechos «sin finalidad terapéutica» y «sin informar el procedimiento» ni pedir consentimiento.
Posteriormente, esta misma clienta acudió por segunda y última vez a la clínica y allí el acusado le volvió a pedir que se quedara en bragas y sujetador y se tumbara sobre la camilla, momento en el que le tocó los pechos y metió su mano bajo la braga, «en al menos dos ocasiones». Como consecuencia de estos hechos, la víctima sufrió una lesión psíquica leve de ansiedad.
Hechos semejantes ocurrieron con otra clienta que acudió a la clínica del procesado por padecer dolores en los lumbares y en las piernas. A ella, según detalla Fiscalía, también le acarició «sin finalidad terapéutica los pechos bajo el sujetador», además de utilizar aceite sobre el cuerpo de la víctima, momento en el que «le tocó la vagina de manera innecesaria» para retirar el aceite.
El cuarto de los casos ocurrió a finales del mes de agosto. La denunciante acudió al establecimiento por padecer dolores en la cadera y hombros debido al uso de muletas tras sufrir un traumatismo en el tobillo. Ese mismo día, «sin haberle informado del tratamiento que iba a realizar, le tocó el lateral del pecho, así como la vagina y el pubis».
Por segunda vez, el 31 de agosto, al continuar padeciendo dolores en la cadera y hombros, acudió a la clínica. En este caso, la invitó a subir a su residencia particular, situada encima del consultorio, «aprovechándose de la ocasión de enseñar a la víctima ejercicios de rehabilitación».
Ya en enero de 2021, ella acudió en otras dos ocasiones «ante la insistencia del acusado», que le ofreció recibir sesiones de fisioterapia de manera gratuita. También la invitó a tomar algo con él en varios ocasiones, cosa que ella denegó.
Por todos estos hechos, el Ministerio Público solicita para el acusado 13 años y medio de prisión por delitos continuado de abuso sexual. Pide también la inhabilitación durante ocho años para su oficio y más de 10.000 euros de indemnizaciones.