Según la Fiscalía, Ana y César se conocieron a mediados de 2015 cuando ella empezó a trabajar como ingeniera en una empresa de O Porriño. En diciembre de ese año iniciaron una relación tras dejar a sus respectivas parejas. Él rompió con su esposa, con la que tenía dos hijos pequeños, y ella con su novio, con quien llevaba seis años.
Ana y César se fueron a vivir juntos pero duraron poco más de medio año, una decisión que él no asumió nunca. Según el fiscal, empezó a insistirle a menudo para que volviera con él al tiempo que, sabedor de que ella había vuelto a verse con su anterior compañero sentimental, trataba de evitar que retomara la relación con éste.
El Ministerio Público, de hecho, habla de llegar a “obsesionarse completamente” y de confesar a algunos amigos y conocidos que “él había roto su familia por estar con ella y si ella no estaba con él, tampoco iba a estar con su exnovio”.
La situación llegó hasta tal punto que a finales de julio de 2016, cuando Ana y César tuvieron que desplazarse juntos por razones de trabajo al centro que la empresa tiene en Valença do Minho el acusado se hizo con el teléfono móvil de ella, que pensó que lo había perdido o se lo habían robado.
Una aplicación ‘espía’
El encausado usó el terminal para mandar al exnovio de la joven una foto suya con Ana desnudos de cintura para arriba en una cama. Además, durante el verano de 2016, dentro del “plan de hostigamiento” que denuncia la Fiscalía, César A.O. estuvo pendiente de los movimientos de la chica, la siguió en muchas ocasiones para controlarla e incluso instaló en su teléfono móvil una aplicación con la que podía conocer los contactos que mantenía por teléfono y enviarle mensajes, vía whatsapp o SMS, ocultando su procedencia. Asimismo, cuando se enteraba de las salidas de ocio de Ana y su exnovio acudía luego a la vivienda de ella para reprochárselo.
Así, una noche de agosto, entre el 22 y el 23, el sospechoso del asesinato se presentó en casa de Ana provocando un “escándalo” y ella acabó abriéndole para que parara. Una vez que consiguió que se marchara, la joven decidió mudarse a casa de su anterior novio “por temor a que el acusado siguiera yendo por allí molestándola” hasta que encontró un piso compartido con otras dos chicas.
Luego, César A.O. centró su acoso sobre el que finalmente volvería a ser pareja de Ana, a la que al día siguiente envió un correo electrónico “con el indudable ánimo de molestarle” contándole detalles acerca de las relaciones sexuales que supuestamente había mantenido recientemente con ella.
Horas después de mandar ese mail, Ana y su pareja salieron de la casa de él para recoger su coche e irse a trabajar, momento en que apareció el acusado, que se dirigió a ella diciendo: “¿Le contaste lo que hicimos el domingo?”, para luego colocarse delante del vehículo de la joven con el objetivo de no dejarle salir y asegurándole que no se apartaría hasta que le diera las llaves del domicilio.
Mientras el novio de Ana se fue a trabajar, César y ella se quedaron discutiendo hasta que la chica pudo hacerle señas a una patrulla de la Policía Local que pasaba por la zona, lo que provocó que el presunto asesino se moviera y ella pudiera salir con el coche para irse a su trabajo.
El grado de insistencia para que volviera con él llegó hasta tal punto de que se inscribió en el mismo gimnasio al que ella acudía para coincidir juntos.
El crimen
Finalmente, todo según el relato de la Fiscalía, la situación derivó en el asesinato, que se produjo tras la cena de Navidad de la empresa, que se celebró el 16 de diciembre de 2016 en un hotel de Vigo. Durante la celebración, Ana y César estuvieron sentados en diferentes mesas pero él estuvo pendiente todo el tiempo de lo que hacía ella y llegó a enviarle un SMS diciendo “q guapa estás, impresionante no sé si me resistiré” (sic).
Al terminar la cena y empezar el baile, los diferentes asistentes se fueron cambiando de sitio y el acusado aprovechó para sentarse al lado de Ana, que le volvió a rechazar. Sobre las 04.00 horas de 17 de diciembre, la víctima y dos amigas decidieron dar una vuelta con otro compañero, siendo seguidos en todo momento por el detenido. A pesar de que la joven le pidió varias veces que se fuera del lugar él hizo caso omiso hasta que el grupo se subió a un coche.
Tiempo después se desencadenarían los hechos. En torno a las 05.15 horas, una amiga dejó a Ana y a un compañero al lado de sus respectivos domicilios. Ella se dirigió al portal de su edificio mientras mantenía una conversación vía whatsapp con su pareja.
En ese momento, según el Ministerio Público, el acusado -que estaba escondido en un lugar no determinado próximo al portal y que previamente había pinchado las ruedas del coche de la joven con “un cuchillo o navaja con una hoja de unos 11 centímetros de longitud y unos 2 centímetros de anchura”- la abordó por sorpresa ante de que ella pudiera cerrar la puerta del edificio.
La víctima pidió a César A.O. que se fuera pero él “sacó el cuchillo o navaja ya descrito” y lo esgrimió ante ella, quien “se vio por completo desbordada ante la situación”. Tras acorralarla, le pinchó y provocó cortes al principio de forma superficial en algunos puntos del cuerpo, como el cuello, el abdomen, uno de los brazos y su ropa, obligándola de esta forma a llegar al fondo del portal, frente a la puerta del ascensor.
Según el mencionado relato, Ana suplicó a gritos que la dejase, por lo que él le tapó la boca con una mano y con la otra mano le clavó el arma blanca repetidamente en el cuello y en el pecho a pesar de que ella trataba de evitarlo con sus manos, en las que sufrió diversas heridas cortantes.
28 puñaladas
El escrito de la Fiscalía recoge que la víctima sufrió 28 heridas cortopunzantes, doce de ellas en el corazón. Tras el asalto, quedó tendida en el suelo sobre un charco de sangre hasta que un vecino descubrió su cadáver sobre las 06.30 horas.
Después, el presunto asesino abandonaría el lugar llevándose el móvil de la fallecida, regresó a casa de sus padres, se duchó y se volvió a ir. También se deshizo del arma, de la ropa y el calzado que vestía y del móvil que sustrajo a la víctima, que no fueron encontrados. Finalmente, fue detenido el 18 de diciembre y enviado a prisión de modo preventivo tres días después.