Atlántico Diario y Faro de Vigo publican en sus ediciones de este sábado la reapertura del caso de Déborah Fernández, desaparecida en mayo de 2002 en la ciudad y hallada muerta días después en una cuneta de la carretera Baiona-A Guarda.
La medida judicial llega después de que la familia solicitase repetidamente la ampliación de la investigación y tras los nuevos atestados policiales presentados ante la jueza por la Unidad de Homicidios y Desapariciones de la UDEV Central en Madrid.
Así, el pasado 7 de noviembre, se dictaba un auto de reapertura de diligencias en las que se solicitan nuevas pruebas de ADN de los restos hallados en el cuerpo de la joven y, posteriormente, el 25 de noviembre la magistrada dictaba un auto más para resolver la petición de determinadas pruebas solicitadas por la representación de la familia y también por la Fiscalía.
De esta forma, autoriza la declaración de siete personas en calidad de testigo, coincidiendo con la propuesta del fiscal. Según apunta Atlántico Diario, no ha trascendido la identidad de dichos testigos, pero se sabe que al menos seis estaban entre los cerca de treinta que pedía la familia, y que tres de ellos no llegaron a ser interrogados nunca por la Policía.
Déborah desapareció en en año 2002 a los 21 años y su cuerpo sin vida fue encontrado una semana después en una cuneta en O Rosal. Desde entonces, han pasado más de cinco equipos de investigación y ha sufrido tres cambios de juez.