Se llama Diego Carballo Solla, es vecino de Moaña, tiene 36 años y es uno de los protagonistas de la semana en por su reciente acto de buen samaritano. El pasado sábado acudió con su mujer a Vigo para realizar unas compras y, tras estacionar en el parking subterráneo de la calle Urzaiz, se encontró con una cartera repleta de billetes (5.520 euros). La importante suma provocó el grito de su pareja, pero ninguno tuvo dudas y entregaron el dinero a la Policía.
«Al salir del coche nos dimos cuenta de que un par de plazas más allá había una cartera encima del techo de un coche. Era una bandolera de hombre, la cogimos para dejarla en el puesto de entrada del parking, pero de camino la abrimos para ver si tenía alguna documentación o algo que nos pudiera facilitar el nombre del propietario», explica Diego a VIGOÉ este jueves.
Ambos se quedaron atónitos al ver el dinero. «En el momento de abrirla, nos percatamos de que había una cantidad de dinero bastante importante, con billetes de 500 euros, alucinamos bastante, mi mujer un poco más que yo, pegó un grito», ríe este moañés que trabaja en una compraventa de vehículos.
La primera reacción de ambos fue entregar la cartera en la oficina del parking, pero al tratarse de una cantidad tan grande cambiaron de idea y se dirigieron directamente a la Policía Local. «Nos pidieron los datos, les dimos modelo y matrícula del vehículo, ayer por la tarde me llamaron para avisarme que ahbía encontrado al propietario», asegura.
«Estoy feliz porque es una cantidad bastante importante», señala antes de recordar que hace unos años también había perdido una cartera, aunque con menos dinero (unos 70 euros), y apareció al día siguiente en el cuartel de la Guardia Civil. «No es tanto el dinero como el trastorno de la documentación, te pones en la situación de la otra persona y es una satisfacción tanto entregarla como ver que la otra persona recuperó el dinero», añade.
Sobre la tentación de no entregar el dinero, Diego lo tiene muy claro. «Soy sincero y no tuve la tentación de quedármelo, porque no eran míos, no los tenía y sin ellos ya estaba, me los encontré y es muy bonito, pero de lo primero de lo que me acordó es cuando perdí yo la cartera», apunta.
«No vale la pena»
«No vale la pena quedarse con el remordimiento por algo que ya no tenías, en estos momentos a muy poca gente le sobra el dinero y supongo que sería para un pago en efectivo de un trabajo, compra de vehículo… y por una tontería tuya arruinas a una persona», concluye.
La última reflexión de este moañés es sobre el ejemplo que debería ser su acto. «Sé que no es así, pero cuanto más avanzamos vemos las cosa buenas que pasan y nos deberíamos volver todos así para vivir más tranquilos».