Un joven de nacionalidad portuguesa, Nário B.G., acusado de un delito intentado de agresión sexual con acceso carnal y de un delito de lesiones, tras intentar violar a una turista alemana en la habitación de un hotel de Vigo, ha alegado que estaba borracho en el momento de los hechos, a primera hora de la mañana del 11 de junio de 2023, y que entró «en pánico».
Así lo ha manifestado en su declaración ante la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en la ciudad olívica. El acusado, en prisión preventiva por esta causa, ha negado el intento de agresión sexual, y ha explicado que entró en la habitación de la víctima (una joven alemana que estaba haciendo el Camino de Santiago) vestido solo con un pantalón corto de playa y sin camiseta porque se disponía a dormir y se confundió de habitación, ya que él estaba alojado en el mismo hotel.
Según su testimonio en la sala, cuando vio a una mujer durmiendo en la cama y ésta comenzó a gritar, le tapó la boca y la agarró por los brazos, porque ambos entraron «en pánico». Momentos después, cuando otros huéspedes escucharon los gritos y llamaron a la puerta, ha explicado, optó por salir de la habitación descolgándose por la ventana. «Yo no la intenté violar, iba borracho», ha reiterado a preguntas del ministerio fiscal, y en contradicción con lo que declaró durante la instrucción (cuando sí reconoció que intentó mantener relaciones sexuales con la víctima).
Igualmente, Nário B.G. ha negado que llevase consigo un preservativo, que apareció luego en la cama de la mujer agredida, y también ha negado que hubiera golpeado a la víctima. Con todo, al final de la vista ha usado su derecho a la última palabra para pedir «perdón» a la mujer.
Testimonio de la víctima
Por su parte, la mujer denunciante ha explicado a la sala que no conocía de nada al acusado y que esa mañana se despertó cuando notó que algo le tocaba la pierna. Al despertar vió a un varón vestido solo con un calzoncillo, que luego se quitó para tratar de colocarse un preservativo.
Con semblante serio y sin titubeos, la víctima ha relatado (en algunos momentos entre sollozos) que el hombre la agarró con fuerza y que la tiró al suelo, mientras ella gritaba constantemente el número de su habitación para pedir auxilio, y luchaba para librarse de él. En algunos momentos, ha explicado, el agresor le tapó la boca y la nariz, impidiéndole respirar.
Según ha señalado, la violencia empleada por el acusado (al que reconoció en la sala) fue aumentando y, a pesar de que ella le tiró del pene y le mordió para zafarse, no consiguió salir de la habitación porque el acusado la había cerrado por dentro.
En un momento determinado, ha explicado, notó que el varón le puso una tela alrededor del cuello para estrangularla y, ha reconocido, en ese momento creyó que moriría e incluso llegó a pensar si no debía dejar de resistirse para sobrevivir. «Temí por mi vida», ha aseverado.
Los gritos de auxilio de la víctima alertaron a otros huéspedes, que se acercaron a la habitación y comenzaron a llamar a la puerta. Esto puso en alerta al acusado y la mujer aprovechó ese momento de duda para abrir el pestillo y salir de la habitación; dos personas que también estaban alojadas en el establecimiento y que declararon como testigos, la ayudaron a huir y se la llevaron a otro cuarto para ponerla a salvo mientras llegaban los sanitarios y la Policía.
Testigos y peritos
En la vista celebrada este miércoles han declarado también los agentes de Policía que acudieron al hotel y han corroborado que la mujer se encontraba en estado de shock y que presentaba lesiones en la boca, arañazos y un golpe en la cabeza, entre otras heridas.
Igualmente, ha declarado un amigo del acusado, que ha explicado que ambos se encontraban en Vigo para pasar el fin de semana, alojados en ese hotel. Según su testimonio, el acusado y él habían estado en locales de ocio bebiendo, pero Nário «no estaba borracho», sino simplemente «alegre».
Las forenses citadas para comparecer se han limitado a ratificar sus informes y a confirmar que las lesiones que presentaba la mujer eran compatibles con el relato que había hecho de lo sucedido.
La Fiscalía y la acusación particular piden para el procesado un total de 9 años de prisión por los delitos de agresión sexual (intentado) y de lesiones, concurriendo la agravante de abuso de superioridad. Igualmente reclaman la medida de alejamiento y prohibición de comunicarse con la mujer durante 10 años, y la medida de libertad vigilada durante 8 años.
Por su parte, la defensa ha mantenido su petición de libre absolución, aunque, de forma alternativa, ha solicitado que se aplique la atenuante de embriaguez en caso de condena. Asimismo, ha solicitado que se sustituya una eventual pena de libertad vigilada por expulsión a su país, ya que el acusado no tiene arraigo en Vigo y su domicilio habitual es la casa de sus padres en Aveiro (Portugal).