El juzgado de lo penal número 2 de Vigo ha condenado a un año de prisión a un hombre que robó 620 cuerdas, 500 de ellas vacías y 120 con mejillones, de una batea situada en la ría de Vigo. El acusado deberá indemnizar a la dueña de la batea con 21.380 euros, en concepto de responsabilidad civil, por las pérdidas que le provocó el robo de estas cuerdas.
La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, considera probado que este hombre «con afán de obtener un beneficio ilícito» se apropió de este material en mayo de 2018 tras abordar de madrugada una de las bateas del distrito de Vigo, radicada en Chapela.
El abogado defensor rechazó los argumentos esgrimidos contra su cliente y solicitó ante el tribunal su libre absolución, al entender entre otras cuestiones que determinadas pruebas contra él, halladas durante la inspección de la batea, debían ser anuladas.
El tribunal considera, sin embargo, que una batea «no constituye habitación o vivienda», por lo que para esta inspección no es precisa una autorización judicial ni es obligatoria la presencia del investigado o de su representación legal, como alegaba este letrado.
Toda la prueba introducida por la acusación en este procedimiento, puntualiza el juez en su sentencia, «con pleno respeto» a las garantías procesales del acusado.
El fallo del tribunal de Vigo añade que ha quedado «acreditada» la participación del procesado en estos hechos, ya que éste tenía en su batea cuerdas iguales a las robadas y que fueron reconocidas tanto por su propietaria como por un testigo.
Además el magistrado reflexiona sobre la decisión del acusado de no declarar ante el tribunal, ya que si bien el silencio «en sí mismo» no puede ser considerado como un indicio de culpabilidad, «la ausencia de explicación puede permitir concluir, por un simple razonamiento de sentido común, que no existe ninguna explicación posible».