Un vecino de Vigo de 37 años protagonizó en la madrugada del sábado al domingo un altercado en la calle Nicaragua al encerrarse en la vivienda que comparte con su expareja después de haberla agredido. Por fortuna, la mujer pudo salir a la calle antes de que el hombre se pertrechara en el domicilio.
Ya cuando llegó la Policía Local al lugar de los hechos, en torno a las 01.20 horas del domingo, la víctima se encontraba en el portal del edificio. Los agentes la hallaron “en camisón y visiblemente nerviosa”. Según les contó, compartía piso con su expareja, con la que mantuvo una relación sentimental de once años de duración y con la que tenía una hija menor de edad.
Desde hacía tres meses habían decidido dejar la relación, pero ese día habían iniciado una discusión y el hombre sufrió un ataque de celos. Por ello, empezó a insultarla y a amenazarla, como en otras muchas ocasiones. No obstante, según declaró, ese día la discusión subió mucho de tono y en un momento dado él la agredió dándoles unas bofetadas.
“Continuaron discutiendo y después de llamar a la policía acordaron que, si el varón abandonaba el domicilio, ella no presentaría denuncia. A pesar de reconocer que le había dado un bofetón, ella lo negaría en cualquier declaración posterior”, indica la Policía Local.
Con estos datos, los agentes se dirigieron al rellano del piso para hablar con el hombre, pero éste “se negó a colaborar en modo alguno” y se puso a “increpar” a los policías.
“Intentaron dialogar con él para conocer su versión de lo ocurrido pero no modificó su actitud, manteniendo su postura de menosprecio. La mujer subió al piso y llamó a la puerta para intentar convencerle para poder recoger sus enseres personales, dinero y su teléfono móvil pero se negó en todo momento a abrir la puerta”, prosigue el cuerpo municipal.
Al lugar se desplazó la pareja sentimental de la hija de la víctima. Mientras esta persona era identificada, el acusado se asomó por el balcón y al darse cuenta de que la mujer se iba a marchar, el hombre “entró en cólera y empezó a proferir insultos y amenazas contra los agentes intervinientes y contra el joven”.
En cualquier caso, al no poder entrar en la vivienda, la patrulla se hizo con los datos del sujeto de cara a elaborar un informe y trasladarlo a la autoridad judicial competente.