Si hacemos caso a los últimos informes que han presentado las principales consultoras inmobiliarias del país parece que es un buen momento para invertir en el mercado inmobiliario español. Los principales argumentos que esgrimen es que la caída de precios prácticamente ha tocado fondo, con una bajada de precios en muchos casos de hasta un 50%, y que la economía española empieza a mostrar signos de recuperación.
Esto puede ser cierto, y de hecho grandes fortunas internacionales ya han puesto su punto de mira en nuestro país, estimándose una inversión en los próximos 18 meses de aproximadamente unos 3.000 millones de euros procedentes de inversores internacionales.
No obstante, si dejamos de lado la inversión procedente del exterior y dirigimos nuestra mirada al mercado doméstico, parece que no está tan claro que la caida de precios del mercado inmobiliario español haya tocado fondo. Por un lado el sector financiero sigue sin conceder crédito y todo apunta a que esta situación perdurará en el tiempo al menos durante un año más. Y por otro el consumo en España sigue sin mostrar signos de recuperación con todo lo que conlleva, cierre de empresas, paro, déficit público, recortes, etc.
Es decir, que a pesar de que a los que nos dedicamos al sector inmobiliario nos gustaría que fuese cierto que la curva del mercado inmobiliario haya llegado a un punto de inflexión con una tendencia ascendente y continuada en el tiempo, me temo que todavía no es el momento. Podremos observar leves signos de recuperación y se producirán periodos en el que en términos relativos se producirán aumentos en el volumen de operaciones de compraventa y alquiler comparándolo con la evolución del mercado en los últimos años, pero a pesar de que la caída de precios anime el mercado, mientras no fluya el crédito hacia el ciudadano medio la recuperación del mercado inmobiliario no será posible a pesar de que inversores oportunistas aprovechen el momento para adquirir auténticas gangas y creen un clima de expectación favorable, ya que el impacto global de la inversión foránea en el sector podría ser comparable con el que ejerce una gota de agua en un oceano.